Su historia:
La historia del comic se remonta al Antiguo
Egipto, donde se hacían grabador sobre temas políticos y religiosos. Las civilizaciones precolombinas también
practicaron esta forma de escritura, pero no fue sino hasta finales del siglo
XV cuando se incursionó en el uso de la imprenta. Ya para el año 1732, un inglés llamado
William Hogarth sería el pionero en uso de líneas simples, rasgos exagerados y
el empleo de un humor satírico y para mediados del siglo XIX el comic ya se
había convertido en un suceso mundial. Con el paso de los años, el dibujo
humorístico se convirtió en un elemento característico de la prensa
escrita. Los trasfondos políticos y
culturales, hicieron de la historieta, un elemento de expresión donde se podía
tocar un tema serio de manera sarcástica y directa.

Su aparición en la prensa:
Sus inicios
se encuentran en los Estados Unidos, aparecieron por primera vez
publicados en algunos periódicos y rápidamente tuvieron una gran acogida
social. Los editores y periodistas se percataron del poder de comunicación de
masas que poseían estas viñetas.
Fueron evolucionando hasta adoptar formatos
editados independientemente a modo de revistas o tebeos. Los artistas de
cómic fueron poco a poco creando imágenes de alto valor artístico e
incorporaron a sus dibujos factores expresivos del lenguaje cinematográfico y
del lenguaje plástico, entre ellos las texturas.
A
estas narraciones se las ha denominado cómics porque fueron esencialmente
cómicas. Hasta 1929 no apareció el primer cómic realista, Tarzan, de Harold Foster, inspirado en la obra de Burroughs. Como las restantes formas expresivas creadas
por los medios de comunicación de masas, los cómics son unos productos
industriales. Ello supone que en el proceso que va desde su creación hasta su
difusión pública en ejemplares múltiples y en forma de papel impreso,
intervienen gran número de personas y diversos procesos técnicos. En puridad,
el cómic existe como tal sin necesidad de su multiplicación y difusión masiva,
y, de hecho, el producto artesanal y único surgido del pincel o de la plumilla
del dibujante lo es ya. Sin embargo para que tal producto alcance el estadio de
la comunicación de masas es necesario proceder a su reproducción en ejemplares
múltiples, tarea propia de la industria periodística o editorial.
El
cómic es un fenómeno de ámbito mundial. A pesar de que históricamente alcanza
su máxima expresión en Estados Unidos y Europa, Hoy en día, se lo encuentra por
doquier, y Como las restantes formas expresivas creadas por los medios de
comunicación de masas, los cómics son unos productos industriales. Ello supone
que en el proceso que va desde su creación hasta su difusión pública en
ejemplares múltiples y en forma de papel impreso, intervienen gran número de
personas y diversos procesos técnicos. Cada país ha adoptado un término
específico para designar esta expresión artística: así, en Francia las tiras o strips dan lugar a Bande dessinée o B.D.; en
Italia el termino fumetti deriva de
la palabra fumetto (o humito), que
designa al bocadillo. Los países anglófonos utilizan comic y en España se alterna ese término castellanizado cómic con
la palabra historieta, más globalizadora, utilizada así mismo en la América hispanohablante.
En Portugal se utiliza el término quadrinhos.
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